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NIÑOS

    Niños y niñas tienen como actividad principal el jugar, es una necesidad de vida en la que el niñ@, toma parte sin otra razón que el placer de la actividad en sí. Entonces, el juego es el medio que le permite al niñ@: su proceso de maduración y desarrollo, la construcción del conocimiento, el desarrollo de su inteligencia y conduce a la afirmación de su yo.

    Para Piaget, el juego es el que permite la construcción del conocimiento, al menos en el período sensorio-motriz y preoperatorio. Para nosotros, el juego y el aprendizaje tienen un entramado con un mismo origen y sustentación de estructura cognitiva. Así un bebé, una bebé, un gatead@r y un deambulad@r que ha utilizado el al máximo el “juego ejercicio”, es decir, que ha explorado, manipulado, chupado, olido y arrojado objetos, será un niñ@ con mayor interés que otro al que no se le han generado esos espacios. Si se ha favorecido en los niñ@s lo expuesto, esto devendrá en un sujeto con mayor campo en la observación, asociación e hipotetizan en relación con el mundo de los objetos, las personas y los sentimientos.

    Ahora planteamos el juego y el jugar y, a esto, lo relacionamos con el aprender a aprender. Nos gustaría hacer unas consideraciones para aclarar lo que queremos decir con APRENDER, Para nosotros, APRENDER, en realidad, no es más que probar, probar a ver qué me sirve, qué no me sirve, para qué, cuándo, cómo… y, ¿si ahora me sirvió?, a lo mejor mañana no me servirá, entonces lo cambio y lo modifico. En realidad,   

                                                                 Ä  APRENDER ES EVOLUCIONAR

y, evolucionar de lo concreto a lo abstracto, de abajo hacia arriba. Uno no evoluciona del libro hacia la realidad, uno evoluciona de la realidad hacia el libro, y, en esa interacción se fundamenta, se especula ..

    Por lo tanto, el proceso de conocer es un intercambio entre el interior y el exterior, lo de afuera y lo de adentro, y, si el medio estimula al niñ@ en la escuela o sin ella, éste siempre va a tratar de encontrar alternativas para responder a los estímulos que recibe del medio.

    Tanto el niñ@ como nosotros aprendemos “el mundo”, y en el mundo siempre se aprende de la misma manera, accionando sobre él, sea desde lo físico y/o intelectual. Sino acciono, no puedo operar y si la acción es impuesta de afuera y no me permite que ponga en la acción lo que SIENTO y PIENSO a través de mis estructuras, mis esquemas, mis estrategias, nunca podré saber cuáles son mis posibilidades y cuáles mis limitaciones, por lo tanto, mi aprender será muy, pero muy, dificultoso.

    Aquí es donde nos acercamos al núcleo del problema, si nos remitimos al adult@, que enseñar, a repetir cosas o copiar otras, a no hacer reflexionar, ni pensar, desaprovechando la opción lúdica (conducta natural), ya que, con relación a esto último, existe el preconcepto y/o prejuicio de que cuando los niñ@s juegan no aprenden nada, se pierde el tiempo. Si se propusiera el JUGAR y se pudiera generar un HÁBITAT LÚDICO, se vería que en ese espacio de LIBERTAD que genera el juego, el niñ@, los niñ@s podrían abordar desde él, con todo su sentir y pensar, pero aclarando que esto será productivo en la medida que responda a sus intereses, de lo contrario no se va a aproximar siquiera, aunque se le pida, se le ponga un libro delante, tratando de obligarlo a aprender.

Porque tanto el JUGAR como el APRENDER, se generan en un espacio de LIBERTAD.

Además, en este proceso están los objetos lúdicos, sirva como ejemplo:

                    

    Cuando un niñ@ trata de introducir un palito en un agujero (una cerradura, enchufes en la pared, etc.

    Hay objetos lúdicos manufacturados que favorecen esa conducta motriz que su coordinación viso-motora demanda.

    Entonces, l@s adult@s tenemos que estar atentos, observar y proveer objetos para favorecer la maduración y el desarrollo de nuestr@s niñ@s y no favorecer un espacio-tiempo, como en la canción de la cigarra de Alberto Cortes

         




Oye niño boquiabierto la canción de las cigarras.

Niño la tabla del cinco, repita toda la tabla.

Dígame niño que comen árboles, hierbas y plantas

Conjugue el verbo callarse.

Niño salga a la pizarra y escriba cuarenta veces,

Yo no sé nada.

El niño escucha suspenso la canción de las cigarras

Niño no cruces la calle.

Niño te quedas en casa.

Niño silencio no grites.

Niño a la puerta no salgas.

Niño la sopa está fría.

Niño por Dios que te manchas.

Niño que mal educado, cuando hablo yo, tú te callas.

El niño escucha perplejo la canción de las cigarras

Niño no digas mentiras.

Niño levanta la cara.

Niño no toques los libros.

Niño cierra la ventana

Niño no pises el barro.

Niño no sé qué te pasa.

Niño inútil, niño tonto que no sirves para nada.

El pobre niño no entiende la canción de las cigarras.

Pasará el tiempo y el niño pensará en una muchacha.

Se dejará la inocencia Dios sabe dónde olvidada.

Venderá por cuatro cuartos la libertad, la esperanza.

Tendrá un amor, unos hijos.

Tendrá un jornal y una casa.

Sin darse apenas cuenta,

como por arte de magia,

Este pobrecito niño, se convertirá en cigarra.